Redacción.- Hombres y mujeres jóvenes vestidos con descoloridos uniformes verdes detuvieron a los vehículos que regresan de un mitin de opositores al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pidiendo a sus pasajeros que se identifiquen e inspeccionan sus autos, camiones y motos.
Este tipo de controles se han proliferado en todo Venezuela, en vísperas de las elecciones presidenciales del domingo, con el objetivo de intimidar, y ocasionalmente detener, a los críticos con el gobierno.
Desde su llegada al poder en 2013, Maduro no ha dudado en desplegar tropas para sofocar protestas mientras recompensaba a los altos mandos con lucrativos empleos gubernamentales y el control de industrias clave.
La jerarquía militar se ha mantenido firme al lado de Maduro, metiéndose de lleno en el fango político en lugar de limitarse a su papel tradicional de proteger la votación.
El general Domingo Hernández Lárez, jefe del Estado Mayor Conjunto, publicó una foto en redes sociales en la que supuestamente aparecía Machado hablando frente a una pizarra blanca con notas que pedían la “eliminación” de las fuerzas armadas. Machado, a quien se le prohibió presentarse a los comicios y respalda al candidato suplente Edmundo Gonzalez Urrutia, calificó la acusación de “noticia falsa”. Un grupo de monitoreo de la prensa dijo que la imagen estaba manipulada.
Los opositores de Maduro llevan tiempo tratando de ganarse a los escépticos dentro del ejército. Las fuerzas armadas han sido una parte integral del control que ejerce Maduro sobre el poder desde que su mentor y predecesor, el excomandante Hugo Chávez, lideró un levantamiento contra un impopular gobierno de austeridad en 1992. Cuando Chávez salió elegido presidente en 1998, purgó a oficiales adoctrinados en Estados Unidos para luchar contra el comunismo, colocó a compañeros golpistas en los altos cargos y destinó la riqueza petrolera del país a aviones de combate y costoso material militar.