REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Más de 248,000 migrantes han cruzado este año la selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, una cifra récord que supera los registros de todo 2022, pese a los peligros que enfrentan en su ruta hacia Estados Unidos.
Desde el 1 de enero hasta el 30 de julio, han ingresado caminando por la selva panameña desde Colombia 248.901 migrantes, por lo que se ha «superado la cantidad [total] del año pasado», cuando se registró el anterior récord, dijo la subdirectora nacional de Migración de Panamá, María Isabel Saravia, en rueda de prensa.
En lo que va de año han ingresado 617 personas más que en todo 2022. Más de la mitad (cerca de 137.000) son venezolanos, seguido de ecuatorianos y haitianos (con más de 34.000 de cada nacionalidad). De Asia destacan los chinos (unos 10.500) y de África los cameruneses (más de 1.000).
Del total, 21% son niños, niñas y adolescentes, de los cuales la mitad tiene cinco años o menos, manifestó Saravia.
«Hablamos de personas que viven un sufrimiento inimaginable», afirmó a la AFP Martha Keays, directora de la Federación Internacional de la Cruz Roja.
La frontera natural del Darién, de 266 km de largo y 575.000 hectáreas de superficie, se ha convertido en un corredor para los migrantes que, desde Sudamérica, tratan de llegar a Estados Unidos a través de América Central.
Realizan esta travesía pese a estar plagada de peligros como animales salvajes, ríos caudalosos y organizaciones criminales que les roban o les exigen pagos para guiarlos en su ruta.
Estas personas «llegan heridas, deshidratadas, en shock, con reacciones alérgicas severas y complicaciones de embarazos o enfermedades crónicas que pueden agravarse en los miles de kilómetros que aún tienen por delante para llegar a su destino», declaró Keays.
Además, Estados Unidos advirtió hace meses que no dejaría entrar a su territorio a quien ingresara a Panamá de manera irregular.
El ministro de Seguridad de Panamá, Juan Manuel Pino, advirtió recientemente que, a este ritmo, la cantidad de migrantes que van a cruzar el Darién en 2023 llegará a las 400.000 personas.
LA INCÓGNITA DE LOS MUERTOS
La cifra de migrantes por la jungla panameña se ha disparado en los últimos años, pasando de 133.000 en 2021 a 248,000 en los siete primeros meses de 2023.
«Estamos arriba de las 700.000 personas que desde 2009 a la fecha han ingresado» a Panamá a través del Darién, declaró Saravia.
Sin embargo, las autoridades panameñas desconocen el número exacto de migrantes que mueren en la travesía por lo inaccesible del terreno, la falta de denuncias y el abandono de los cuerpos, que en ocasiones terminan siendo devorados por los animales.
En 2022 al menos 52 personas murieron en la selva, según datos de las autoridades, que sospechan que el número de fallecidos puede ser más elevado.
«En la mayor parte de los casos no es posible determinar la causa (de la muerte)», afirmó a la AFP el director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, dependiente de la Fiscalía panameña, José Vicente Pachar.
«Cuando llegan las autoridades el cadáver está putrefacto y mutilado por actividad antropológica animal», añadió.
AYUDA INSUFICIENTE
Los expertos consideran que las causas que originan esta ola migratoria hacia Norteamérica son la violencia, inseguridad, pobreza, crisis políticas y, cada vez más, el impacto del cambio climático en los países de origen.
Para enfrentar la situación, el gobierno panameño ha instalado varios centros a lo largo del país donde brinda, junto a organismos internacionales, ayuda básica a los migrantes, pero esta ayuda es insuficiente ante la demanda.
Además, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregó este año a Panamá un centenar de nichos para sepultar a los migrantes, ante unas morgues desbordadas.
«La ayuda internacional es insuficiente, pero es y seguirá siendo urgente si, como estimamos, el número de personas que cruza el Darién llega a duplicarse en los próximos meses», sostuvo Keays.
En marzo, 39 personas murieron en Panamá en el accidente de un autobús que trasladaba migrantes desde un albergue en la frontera con Colombia a otro en Chiriquí, a pocos kilómetros de Costa Rica.