Redacción. ― Los miomas uterinos, también llamados fibromas, son los tumores más comunes de todo el aparato genital femenino. Están formados predominantemente por músculo liso y tejido fibroso y son de origen benigno.
Una mujer puede presentar uno o múltiples miomas, con distinto tamaño y en diferentes localizaciones del útero. Y dependiendo qué capa del útero comprometa pueden clasificarse en: submucosos, intramurales y subserosos.
De acuerdo al tipo de mioma o dónde esté ubicado, se decide la conducta quirúrgica o el control periódico.
No todos los miomas es necesario extirparlos. La mayoría de los miomas no son quirúrgicos y se controlan con examen ginecológico y ecográfico en forma periódica. Los miomas son quirúrgicos por tamaño, si son mayores a 6-7 centímetros, por sintomatología —la más común es el sangrado abundante o sangrados anormales— y también por compresión de órganos vecinos, como la vejiga o el recto, por ejemplo.
De ser necesaria la cirugía, por los motivos antes descritos, ese tipo de miomas puede abordarse por vía laparoscópica —a través de una óptica que se introduce por una incisión en el ombligo, más una o dos pequeñas incisiones a nivel del abdomen inferior se extirpa el o los miomas—. En algunos casos es necesario, ya sea por tamaño o por el número de miomas, extirparlos por vía convencional, es decir la laparotomía con miomectomía, esto es, una incisión quirúrgica en abdomen a nivel suprapúbico.
Suelen afectar a más de un 50% de las mujeres en edad reproductiva, ya que su crecimiento depende de las mismas hormonas que controlan el ciclo menstrual. Y si bien su prevalencia aumenta luego de los 25 años, la edad más frecuente de diagnóstico es entre los 35 y 45 años.