Paris, Francia. – La mujer más anciana del mundo, la monja francesa Lucile Randon, murió este martes a los 118 años mientras dormía en una casa de reposo de ancianos ubicada en Toulon al sureste de Francia.
Lucile Randon, conocida también como hermana André, nació en el sur de Francia el 11 de febrero de 1904, durante muchos años ocupó el segundo lugar del Libro Guinness como la persona más longeva del mundo, solo superada por el japonés Kane Tanaka, de 119 años, quien murió el año pasado.
Luego se convirtió en la persona más longeva de la que se tenga un registro claro con el reconocimiento oficial en el Libro Guinness en abril de 2022.
En 2021 sobrevivió a la pandemia de covid-19, luego de que 81 residentes de su hogar de ancianos se contagiaran.
La mujer se convirtió al catolicismo, siendo bautizada a la edad de 26 años y trabajó como institutriz en París para los hijos de familias ricas, un período que una vez llamó «el momento más feliz de su vida».
Impulsada por el deseo de «ir más allá», se unió a la orden de monjas de las Hijas de la Caridad a la edad relativamente avanzada de 41 años y más tarde fue asignada a un hospital en Vichy, donde trabajó durante 31 años.
Luego se mudó a Toulon, en la costa mediterránea. Sus días en el hogar de ancianos estaban marcados por la oración, las comidas y las visitas de los residentes y los trabajadores del hospicio.
En una conferencia de prensa el año pasado, dijo que su trabajo y el cuidado de los demás la habían mantenido por tanto tiempo.
«La gente dice que el trabajo mata, pero a mí el trabajo me mantuvo viva. Seguí trabajando hasta los 108 años», reflexionó.
Aunque perdió la vista y dependía de una silla de ruedas, solía cuidar a otras personas mucho más jóvenes que ella.
Lucile Randon falleció a menos de cuatro años de superar la edad de fallecimiento registrada de la supercentenaria francesa Jeanne Calment, quien murió en 1997 en Arles, en el sur de Francia, a la edad de 122 años.