REDACCIÓN INTERNACIONAL.– La activista climática Greta Thunberg fue condenada este lunes al pago de una multa por protagonizar una acción de protesta en la ciudad de Malmö (sur de Suecia) a principios de este verano, según anunció el tribunal de distrito de esa localidad.
Thunberg tendrá que pagar un importe de 30 multas diarias a razón de 50 coronas suecas (unos 4,3 euros), además de contribuir con otras mil coronas (unos 86 euros) para el Fondo para las Víctimas del Crimen, informó la agencia de noticias sueca TT.
El 19 de junio Thunberg y varios activistas climáticos del movimiento Take Back the Future intentaron bloquear la entrada y salida de camiones cisterna en el puerto petrolero de la ciudad.
La activista fue acusada de desobediencia a las fuerzas del orden pero declaró que sus acciones son «justificables».
Thunberg aludió a que actuó en razón de una «emergencia por la crisis climática». Agregó que la crisis climática «amenaza la vida, la salud y la propiedad». Sin embargo el tribunal estimó que la crisis climática no le exime de responsabilidad.
En la vista la Fiscalía mostró una grabación donde se ve a Thunberg y otros jóvenes sentados en el puerto petrolero y bloqueando la carretera. Un policía les dice que se muevan y les vuelve a preguntar si han entendido lo que está pasando y si ha escuchado la orden.
Nacida en Estocolmo, fruto de la unión entre la cantante de ópera Malena Ernman y el actor Svante Thunberg, fue diagnosticada con el síndrome de Asperger y sufrió un fuerte impacto cuando escuchó
hablar del cambio climático con tan solo ocho años. «Tengo Asperger y eso significa que a veces me diferencio un poco de la norma. Y, dadas las circunstancias correctas, ser diferente es un superpoder ”, declaraba.
Abanderada de la lucha contra el calentamiento global, comenzó su revolución cambiando primero su vida y la de sus padres. Abrazó el veganismo y se propuso dejar de coger aviones para reducir su huella de carbono y la de su familia.
Se convirtió en un icono global en la lucha por el clima cuando, con apenas 15 años, un 27 de agosto, comenzó a faltar a clase para manifestarse frente al Parlamento sueco, unas huelgas estudiantiles por el clima que acabarían denominándose #Fridaysforfuture.