REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El papa Francisco arremetió ayer viernes contra el “fanatismo de la indiferencia” que enfrentan los migrantes que buscan una vida mejor, en un mensaje que pronunció a su llegada al puerto mediterráneo de Marsella, en momentos en que una nueva ola de refugiados provenientes de África ha provocado una severa reacción entre algunos de los gobernantes cada vez más antimigrantes de Europa.
Al inicio de una breve visita nocturna al puerto francés, Francisco encabezó una oración en silencio en un monumento dedicado a los marinos y migrantes desaparecidos en el mar. Lo acompañaron dirigentes religiosos de Marsella y representantes de organizaciones de rescate de migrantes que son blanco de las crecientes críticas de gobernantes populistas de Europa.
EL DILEMA DE LOS INMIGRANTES
La visita, programada hace meses, tuvo lugar en momentos en que el dilema de los migrantes en Europa vuelve a ocupar titulares de prensa después que la isla italiana de Lampedusa se viera desbordada la semana pasada con la llegada en un solo día de 7.000 migrantes, cifra que rebasa a la de la población local.
“La crueldad, la falta de humanismo. Una terrible falta de humanismo”, expresó Francisco en referencia al drama en Lampedusa cuando se dirigía a Marsella.
El primer papa latinoamericano en la historia ha convertido el drama de los migrantes en una prioridad de su pontificado que ha durado ya 10 años: visitó Lampedusa en su primer viaje como pontífice para rendir homenaje a los migrantes que se han ahogado.