SANTO DOMINGO.RD. La Psicóloga Clínica, Social, MA,Arianny Pujols Abreu manifestó este viernes que no fue hasta febrero del año 2020, cuando sin avisar se escuchó en los noticieros los primeros casos del Coronavirus bautizado con el nombre de COVID-19, una pandemia que llego cerrando las fronteras de todo el mundo, suspendiendo planes por los cuales se tenía mucha prisa, obligando a permanecer en los hogares por días, horas y tiempos indefinidos, llenos de incertidumbre por desconocer lo que vendría después.
Tal vez por primera vez en muchos años, no se ha podido despedir seres querido sin ni siquiera poder abrasarles, llorar su ausencia o compartir nuestro dolor con los más cercanos. En definitiva, el COVID-19 ha alterado totalmente la naturaleza del ser humano, en especial la del dominicano donde los abrazos y el compartir con los demás es un alivio ante cualquier evento negativo que nos acontezca.
Pero como todas las crisis, esta también nos ofrece oportunidades de crecimiento, una es viajar hacia nuestro interior y conocernos un poquito más, identificar esas acciones que hemos estado llevando a cabo sin tiempo de reflexionar y hoy, justo hoy, nos damos cuenta que las mismas iban en detrimento de otras personas sin que pudiéramos percatarnos, darnos cuenta que nos he posible vivir solo con lo necesario sin necesidad de sumergirnos en un mundo consumista, que somos portadores de otras habilidades y que gracias a esta crisis hemos podido reinventarnos e identificarlas.
¿Qué efecto ha tenido el apoyo social en esta crisis?, el apoyo social es esa red de personas con las que contamos, sean los miembros de la familia, los compañeros de trabajo, de estudios, de la iglesia, clubes y otros grupos.
El poder comunicarnos con otros y expresarles nuestro estado de salud, nivel de ansiedad, falta de insumos médicos y alimenticios, pensamientos y emociones, juega un papel preponderante para subsistir ante cualquier situación adversa.
Se ha demostrado que esa acogida que recibimos por parte de nuestra red de apoyo nos brinda seguridad, estabilidad y disminuye nuestra vulnerabilidad a enfermar.
Durante esta crisis se ha podido percibir como numerosas familias se han reinventado buscando nuevas estrategias para mantenerse unidas a pesar del distanciamiento físico, por ejemplo, podemos citar, abuelos usando teléfonos inteligentes, Tablet y computadoras con la intención de ver los rostros de quienes son su razón de vivir.
Grupos de iglesias, deportes, salud, empresas y amistades que de igual forma han tenido que hacer uso de las tecnologías para llevar a cabo cualquier tipo de orientación y esperanza a quienes más lo necesitan.
Sin lugar a dudas esta crisis nos ha invitado a valorar la vida, la familia y esos grupos de apoyo antes mencionado que se han mantenido enérgicamente animándonos a permanecer esperanzados en que todo pasara y volveremos a reencontrarnos.