REDACCIÓN.- El Premio Nobel de la Paz 2024 fue otorgado a la organización Nihon Hidankyo.
Este movimiento de base de supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, también conocido como Hibakusha, recibió el galardón por “sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar con sus testimonios que las armas nucleares no deben volver a emplearse nunca más”.
El Nobel indicó que, en respuesta a los ataques con bombas atómicas de agosto de 1945, surgió un movimiento mundial cuyos miembros han trabajado incansablemente para crear conciencia sobre las catastróficas consecuencias humanitarias del uso de armas nucleares. Poco a poco, se desarrolló una poderosa norma internacional que estigmatiza el uso de armas nucleares como moralmente inaceptable. Esta norma se conoce como “el tabú nuclear”.
Y siguió: “Estos testigos históricos han contribuido a generar y consolidar una oposición generalizada a las armas nucleares en todo el mundo recurriendo a historias personales, creando campañas educativas basadas en su propia experiencia y emitiendo advertencias urgentes contra la difusión y el uso de las armas nucleares. Los hibakusha nos ayudan a describir lo indescriptible, a pensar lo impensable y a comprender de algún modo el dolor y el sufrimiento incomprensibles que causan las armas nucleares”.
El Comité noruego del Nobel indicó que deseó reconocer un hecho alentador: “En casi 80 años no se ha utilizado ningún arma nuclear en una guerra. Los extraordinarios esfuerzos de Nihon Hidankyo y otros representantes de los Hibakusha han contribuido en gran medida a la instauración del tabú nuclear. Por ello, resulta alarmante que hoy en día este tabú contra el uso de armas nucleares se encuentre bajo presión”, destacó.
“Las potencias nucleares están modernizando y mejorando sus arsenales; nuevos países parecen estar preparándose para adquirir armas nucleares y se están lanzando amenazas de utilizarlas en guerras en curso. En este momento de la historia de la humanidad, vale la pena recordar qué son las armas nucleares: las armas más destructivas que el mundo haya visto jamás”, enfatizó el Comité.
Luego recordó que el año próximo se cumplirán 80 años desde que dos bombas atómicas mataron a unos 120.000 habitantes de Hiroshima y Nagasaki. Un número comparable murió por quemaduras y lesiones por radiación en los meses y años siguientes.
“Las armas nucleares actuales tienen un poder destructivo mucho mayor. Pueden matar a millones de personas y tendrían un impacto catastrófico en el clima. Una guerra nuclear podría destruir nuestra civilización”, alertó.