Princesa Japonesa renuncia a su título por amor y se muda a Nueva York
REDACCIÓN.- La historia de la princesa Mako de Japón cautivó la atención mundial, como sobrina del emperador Naruhito, su vida estaba regida por antiguas tradiciones y protocolos. Sin embargo, su decisión de seguir su corazón y casarse con un plebeyo, Kei Komuro, la llevó a renunciar a su título real y a una vida de privilegios.
Pese a las críticas y presiones, Mako decidió seguir con el compromiso, renunció a sus títulos reales y rechazó el pago tradicional de 1,3 millones de dólares que el gobierno japonés ofrece a las mujeres de la realeza que pierden su estatus al contraer matrimonio con plebeyos.
La vida de la pareja ahora se centra en la ciudad de Nueva York y alejada de las cámaras, según algunos medios Mako y Kei fueron vistos en varias ocasiones paseando por la ciudad abrazados y cogidos de la mano, algo inimaginable en la formalidad de la vida imperial japonesa.
Un amor que desafió las normas imperiales
Mako, sobrina del emperador japonés Naruhito, y Kei Komuro, quien no pertenece a la realeza, se conocieron en la Universidad Cristiana Internacional de Japón. Su relación enfrentó una fuerte oposición del público y la prensa japonesa.
Pese a las críticas y presiones, Mako decidió seguir con el compromiso, renunció a sus títulos reales y rechazó el pago tradicional de 1,3 millones de dólares que el gobierno japonés ofrece a las mujeres de la realeza que pierden su estatus al contraer matrimonio con plebeyos.
Durante una conferencia de prensa posterior a su boda, Mako expresó su gratitud por el apoyo de quienes la respaldaron y se disculpó por las molestias causadas. “Para mí, Kei es insustituible: el matrimonio era una elección necesaria para nosotros” dijo Mako.
Por su parte, Komuro lamentó las condiciones mentales y físicas adversas que ella enfrentó debido a la intensa cobertura mediática.
Mako y Kei: una vida discreta en la Gran Manzana
La vida de la pareja en Nueva York ha sido notablemente alejada de las cámaras. Según Vanity Fair, Mako y Kei fueron vistos en varias ocasiones paseando por la ciudad abrazados y cogidos de la mano, algo inimaginable en la formalidad de la vida imperial japonesa.
Mako ha mantenido su interés en el arte y la cultura, dedicándose como voluntaria no remunerada en el Museo Metropolitano de Arte (MET), donde ha colaborado en la preparación de exposiciones relacionadas con la historia y cultura japonesa.
La formación académica de Mako en el ámbito del arte y el patrimonio cultural ha sido extensiva. Estudió Historia del Arte en la Universidad de Edimburgo y obtuvo un máster en Estudios de Museos y Galerías de Arte en la Universidad de Leicester.
Su marido, Kei, por su parte, se licenció en Derecho por la Universidad de Fordham y aprobó el examen de abogacía de Nueva York en su tercer intento, permitiéndo así ejercer en un bufete neoyorquino.
Un ajuste a la vida cotidiana
Al instalarse en Nueva York, Mako ha tenido que adaptarse a un ritmo de vida diferente al que estaba acostumbrada.
Según La Vanguardia, en sus primeras semanas en la ciudad, Mako se perdió y tuvo que pedir indicaciones varias veces, una experiencia que subraya el contraste con la planificación meticulosa y el control de su anterior vida imperial.
La princesa ha sido vista en ferias locales comprando artículos de segunda mano y productos orgánicos, optando por una vida más sencilla y modesta.
Repercusiones en Japón
La decisión de Mako de casarse con Komuro y mudarse a Estados Unidos ha marcado un cambio significativo en la rígida y tradicional estructura de la familia imperial japonesa. No es la primera vez que un miembro de la realeza elige el amor sobre su estatus: su tío, el emperador Naruhito, también se casó con una plebeya, la emperatriz Masako, quien ha enfrentado desafíos similares por la presión de su rol dentro de la familia imperial.
Además, Mako no es la única en su generación que ha enfrentado estas dificultades. La princesa Sayako Kuroda y Ayako Moriya también renunciaron a sus títulos al casarse con plebeyos. Estas decisiones continúan desafiando las normas establecidas en una de las monarquías más antiguas y rígidas del mundo.