REDACCIÓN INTERNACIONAL.- En un evento histórico en la Abadía de Westminster, el príncipe Enrique acudió solo a la coronación de su padre, Carlos III, sin la compañía de su esposa Meghan. Durante la solemne ceremonia, Enrique se mantuvo en un segundo plano y fue excluido del saludo familiar en el balcón del palacio de Buckingham.
Ataviado con un traje oscuro y luciendo varias medallas en la solapa, el príncipe conversó con su prima Beatriz y su esposo, Edoardo Mapelli Mozzi, aunque no desempeñó ningún papel formal en el evento.
El protocolo ubicó a Enrique en la tercera fila, dos posiciones detrás de su hermano, el príncipe Guillermo, quien es el heredero al trono.
Enrique avanzó solo por la nave central de la Abadía con una actitud relajada, sonriendo y saludando a varias personas durante el recorrido. Sin embargo, muchas miradas estaban puestas en este reencuentro público con el resto de la familia real, especialmente después de la polémica generada por la publicación de su libro de memorias, «En la sombra» («Spare» en inglés), en enero, donde revela su mala relación con algunos de sus allegados.
Según la prensa británica, Enrique llegó a Londres desde Estados Unidos en un vuelo comercial la noche anterior y tenía previsto regresar poco después de la coronación para celebrar el cumpleaños de su hijo Archie.