Redacción. ― Al igual que la orina y las heces, el semen puede proporcionar pistas importantes sobre la salud de un hombre. Las variaciones de color, textura, olor y volumen pueden indicar problemas de salud subyacentes. Comprender estos signos puede ayudar a los hombres a mantener su bienestar general y a abordar posibles problemas de forma precoz.
Es normal que el semen presente pequeños cambios de color, textura u olor. La calidad también puede variar de un día para otro o de una eyaculación a otra: no hay dos exactamente iguales. El semen, o líquido seminal, es una mezcla de líquido procedente de la próstata, las vesículas seminales y los testículos.
Los cambios ocasionales en el semen no suelen ser motivo de preocupación. Sin embargo, los cambios persistentes deben ser evaluados por un profesional sanitario.
Los parámetros normales del semen incluyen una concentración espermática de al menos 15 millones de espermatozoides por mililitro, con al menos un 40% de espermatozoides móviles y un 4% de morfología o aspecto normal, según la Organización Mundial de la Salud. Suele tener una consistencia ligeramente espesa y gelatinosa. Tiene un ligero olor a lejía debido a su pH alcalino. El volumen de eyaculación suele oscilar entre 1,5 y 5 mililitros por eyaculación. El semen se licua pocos minutos después de salir del cuerpo, pasando de gel espeso a líquido suave para favorecer el movimiento de los espermatozoides.
En pocas palabras, cada eyaculación contiene millones de espermatozoides; no todos tienen por qué ser nadadores medalla de oro, ni todos tienen por qué tener un aspecto normal. Además, es importante tener en cuenta que un aspecto o unos nadadores anormales no equivalen a una genética anormal ni a un mayor riesgo de anomalias congénitas.
El semen normal es ligeramente espeso y gelatinoso, por lo que un semen espeso y grumoso puede ser signo de deshidratación o infección. Los hombres con deshidratación crónica suelen tener alterados los parámetros del semen, entre ellos la textura, lo que puede provocar una disminución de la fertilidad. Por otro lado, el semen acuoso puede indicar un recuento bajo de espermatozoides o eyaculaciones frecuentes, lo que puede reducir temporalmente la calidad del esperma.
Normalmente, el semen tiene un ligero olor a lejía o amoniaco debido a su pH ligeramente alcalino. Un olor fuerte o fétido puede ser una señal de alarma de infecciones como la prostatitis bacteriana o las ETS. Un olor dulce puede ser señal de niveles anormales de glucosa, preocupantes en el caso de la diabetes.
El volumen medio de eyaculación oscila entre 1,5 y 5 mililitros, aproximadamente entre 1/3 y 1,5 cucharaditas, o lo que se encontraría en un paquete pequeño de ketchup. Un volumen bajo puede deberse a una eyaculación frecuente, niveles bajos de testosterona u obstrucciones en el tracto reproductor. Un volumen alto de semen puede deberse a una abstinencia prolongada o, en casos poco frecuentes, a una infección o inflamación.
La eyaculación dolorosa puede ser un síntoma de prostatitis, uretritis y afecciones como la enfermedad de Peyronie (curvatura anormal del pene) o el síndrome de dolor postvasectomía. Según una reciente revisión de directrices, entre el 15% y el 55% de los hombres con prostatitis crónica pueden experimentar disfunción sexual y/o dolor durante la eyaculación, lo que puede repercutir significativamente en su calidad de vida y virilidad.
Ciertos medicamentos y suplementos pueden alterar el aspecto y la calidad del semen. Por ejemplo, el tratamiento sustitutivo con testosterona puede reducir la producción de esperma, mientras que suplementos como el zinc y el ácido fólico pueden mejorar la calidad del semen.