REDACCIÓN- Tras confirmarse la muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero, el actual primer vicepresidente, Mohammad Mokhber, deberá asumir el poder en el país persa.
Según el artículo 131 de la Constitución iraní, en caso de fallecimiento del mandatario, «el primer vicepresidente de la república tomará el mando y las responsabilidades de aquel» si lo aprueba el líder supremo, el ayatolá Alí Hoseiní Jameneí.
Además, se deberá «formar un consejo integrado por el presidente de la Asamblea Consultiva Islámica, el presidente del Poder Judicial y el primer vicepresidente de la república, que, en un plazo no superior a 50 días, tendrá que elegir al nuevo presidente del país».
Antes de ser designado en 2021 para el cargo de primer vicepresidente, Mokhber, nacido en 1955, fue jefe de la Ejecución de la Orden del Imán Jomeiní (EIKO, por sus siglas en inglés), un conglomerado dedicado a gestionar los bienes abandonados tras la revolución iraní de 1979. EIKO los vendía y administraba para destinar la mayor parte de estas ganancias a fines caritativos.
Según Reuters, la institución, sancionada en 2013 por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por «ayudar al Gobierno iraní a eludir las sanciones», está bajo el control directo del líder supremo y tiene participaciones en sector petrolero, telecomunicaciones, servicios financieros, entre otros.
En 2021, el Tesoro estadounidense impuso sanciones directamente sobre Mokhber, cuando todavía dirigía EIKO. No eran las primeras medidas coercitivas en su contra, pues, en 2010, la Unión Europea lo había sancionado por su supuesta participación en los programas nucleares y de misiles balísticos de Irán. No obstante, dos años después, lo retiró de su lista de sancionados.