ESTADOS UNIDOS.- Brittney Griner, basquetbolista estadounidense liberada el jueves en un intercambio de prisioneros con Rusia, ya tenía la sensación de que volvería a casa, pero no estuvo convencida hasta que estuvo a bordo del avión. Allí, un funcionario estadounidense el confirmó: “En nombre del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y del Secretario de Estado Tony Blinken, estoy aquí para llevarte a casa”.
Se trata de Roger Carstens, Enviado Presidencial Especial para Asuntos de Rehenes, quien dirigió la misión y reveló detalles del traslado y de lo que dijo la deportista en el trayecto.
“Cuando por fin subió al avión estadounidense, le dije: ‘Brittney, debes de haber pasado por muchas cosas en los últimos 10 meses. Aquí tienes tu asiento. No dudes en relajarte. Te daremos tu espacio’”, recuerda Carstens en diálogo con CNN.
Pero ella no se relajó. Tampoco quería estar sola.
“Oh, no. Llevo 10 meses en prisión escuchando a los rusos, quiero hablar”, expresó Griner, según relató Roger Carstens, el enviado estadounidense a cargo de situaciones de rehenes, quien ayudó a lograr la libertad de la deportista y organizar su retorno a suelo norteamericano.
Luego preguntó a Carstens, refiriéndose a otras personas que iban en el avión: “Pero, en primer lugar, ¿quiénes son estos tipos?”
“Pasó por delante de mí y se dirigió a todos los miembros de la tripulación, los miró a los ojos, les estrechó la mano y les preguntó por ellos, les pidió sus nombres, estableciendo una conexión personal con ellos”, recuerda Carstens. “Fue realmente asombroso”.
Al final, Griner pasó unas 12 de las 18 horas del vuelo hablando con los demás en el avión, dijo Carstens. La dos veces medallista de oro olímpica y estrella del equipo de baloncesto profesional Phoenix Mercury habló de su estancia en la colonia penal rusa y de sus meses de cautiverio, recordó Carstens, aunque declinó entrar en detalles concretos.
“Me quedé con la impresión de que era una persona inteligente, apasionada, compasiva, humilde, interesante y patriota”, dijo Carstens. “Pero, sobre todo, auténtica. Lamento haberla conocido de esta manera, pero en realidad me sentí bendecido por haber tenido la oportunidad de conocerla”.
Aunque Griner está siendo sometida a una completa evaluación médica y mental, Carstens dijo que parecía “llena de energía, tenía un aspecto fantástico.”
Griner, quien también jugaba basquetbol en Rusia, fue arrestada en el Aeropuerto Sheremetyevo de Moscú luego que las autoridades rusas la acusaron de tener dispositivos de vapeo y aceite de cannabis. Estados Unidos sostuvo que fue detenida ilegalmente, lo que Moscú rechaza.
El presidente Joe Biden anunció el jueves que Estados Unidos había conseguido la liberación de Griner. A cambio, la administración dejó en libertad al notorio traficante de armas Viktor Bout, que cumplía una condena de 25 años acusado de conspirar para vender decenas de millones de dólares en armas que, según las autoridades estadounidenses, iban a ser utilizadas contra estadounidenses.
Pero Estados Unidos no pudo conseguir la libertad de Paul Whelan, retenido en Rusia desde hace casi cuatro años. Funcionarios del gobierno han insistido repetidamente en que siguen trabajando para liberar a Whelan, a quien las autoridades rusas han encarcelado por cargos de espionaje que tanto su familia como el gobierno estadounidense consideran infundados.
“Retienen al señor Whelan de forma diferente debido a estos cargos de espionaje”, dijo el domingo John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, en “This Week” de ABC. “Así que estamos trabajando en eso ahora. Ahora estamos más informados, claramente después de haber pasado por este proceso en los últimos meses. Estamos más informados. Tenemos una mejor idea del contexto, de cuáles son las expectativas de Rusia y vamos a seguir trabajando en ello”.
Carstens, el principal negociador del gobierno estadounidense en materia de rehenes, dijo que “siempre hay cartas” que jugar para conseguir una oferta por Whelan y afirmó que habló con el estadounidense encarcelado el viernes.
“Esto es lo que le dije. Le dije: ‘Paul, tienes el compromiso de este presidente. El presidente está centrado. El Secretario de Estado está centrado. Yo estoy ciertamente centrado, y vamos a traerte a casa’”, dijo Carstens. “Y le recordé: ‘Paul, cuando estabas en los Marines, y yo estaba en el Ejército, siempre te recordaban que mantuvieras la fe’. Y le dije: ‘Mantén la fe. Vamos a por ti’”.