Redacción.- «Va a ser la mejor ceremonia de inauguración de la historia». Esas eran las palabras que más se escuchaban en París. El hecho de que la gala fuese en el río Sena y no en un estadio olímpico, como es habitual, hacía que la propuesta francesa ilusionara a todos los fanáticos de los Juegos Olímpicos.
La polémica llegó en la segunda parte. Unas drag queens hicieron una representación de La última cena durante su actuación. De hecho, las redes de inmediato se llenaron de críticas por «intentar» ridiculizar el cristianismo, algo «que no se atreven con otras religiones».
Las faltas de respeto y meteduras de pata no quedaron ahí y en el izado de la bandera olímpica, pusieron la bandera al revés, lo que rápidamente se viralizó en X y la mayoría de usuarios llegaron a la misma conclusión: «En efecto, la han izado al revés.
Se esperaba una puesta en escena épica y ha terminado siendo una caricaturización grosera a parte de la sociedad europea además de una gala muy mejorable en cuando al show y que se ha terminado haciendo densa.