El crimen había llevado a los organizadores a pedir que la policía no participara, como es habitual desde hace veinte años, en el desfile, aunque tras la negociación de los últimos días sí pudieron hacerlo sin vestir sus uniformes.
Sí iban uniformados, en cambio, según la ABC, los agentes que presenciaban el desfile mientras trabajaban en las calles de la ciudad, que vivió su habitual festival de color con bailes y disfraces y con varias referencias de algunos de los participantes más notorios al crimen de la semana pasada.
Los organizadores del evento pidieron el lunes por la noche que la policía no participara este año en el desfile tras la trágica muerte del expresentador de TV Jesse Baird y su novio Luke Davies, asesinados presuntamente por un agente policial la semana pasada.
Los responsables del Mardi Gras alegaron el impacto que los policías podían tener en la comunidad, aún traumatizada por el asesinato, aunque las autoridades defienden que no se trató de un crimen de odio sino de violencia doméstica, ya que el supuesto autor era supuestamente expareja de Baird.
En el marco de las investigaciones de este crimen que ha conmocionado a Australia, las autoridades acusaron de los asesinatos al policía Beau Lamarre, de 28 años, quien se cree fue pareja de Baird, después de que el agente se entregara en una comisaría de Sídney.
La policía cree que Lamarre mató el 19 de febrero con un arma de fuego a Baird y Davies en la casa del expresentador, una de las caras populares del canal australiano Network 10, en el suburbio de Paddington, al este de Sídney.