Tokio, Japón. – Estaba destinada a ser la estrella creciente de Tokio, pero nadie pone en duda que continúa siendo una de las mejores de estos Juegos. La sorpresiva renuncia de Simone Biles a los concursos por equipos e individual, mientras lucha contra los denominados “demonios de su cabeza”, ha ayudado a que la salud mental de la deportista se dé a conocer. Un gesto valiente que trascenderá durante décadas y que servirá para que muchos, deportistas, se atrevan a romper el tabú. A la espera de ver si finalmente podrá estar en las finales por medio de aparatos, este jueves su compatriota deportiva Sunisa Lee ha heredado el torno como mejor gimnasta olímpica.
A falta de Biles, las quinielas señalaban como favoritas a Lee, la brasileña Rebeca Andrade y a la rusa Angelina Melnikova, que habían quedado tras la retirada Simone en la ronda previa. Andrade, 11va en los Jueces Río de Janeiro, ha comando todo el concurso en los dos primeros aparatos, haciendo soñar con el fin con la hegemonía de EEUU y Europa del Este. Pero en la barra fija los jueces le han quitado por encima de dos puntos en ejecución.