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Tina Turner, la indiscutible reina del rock

LOS ÁNGELES.- Una voz inconfundible, una fuerza incuestionable y una presencia arrolladora en el escenario: Tina Turner ha muerto a los 83 años dejando tras de sí un legado musical que cautivó al público durante más de medio siglo y la convirtió en la indiscutible reina del rock.

Tina Turner se había retirado del mundo de la música en 2009, a los 70 años, con una prolífica trayectoria traducida en más de 200 millones de discos vendidos, 22 álbumes -12 de estudio, 3 en directo y 7 recopilatorios- y 8 premios Grammy.

Hija de un capataz y de una india piel roja, el idilio con la música de Annie Mae Bullock -nombre real de Turner– comenzó pronto, a los seis años, con sus primeras apariciones en el coro de la iglesia de la pequeña ciudad de Brownsville (Tennessee, EE.UU.).

Sin embargo, el entorno de los Bullock se rompió tan solo cuatro años después, con el abandono primero de su madre y después de su padre, aunque ella y su hermana encontrarían a los que consideraba sus verdaderos progenitores: los Henderson, una familia blanca en la que empezó a trabajar haciendo las tareas del hogar.

La música tuvo un efecto sanador desde el principio para la artista, que muy joven, a los 17 años, se enamoraba del cantante de rock y blues Ike Turner, con quien se casaría en 1962, un lustro después de conocerse.

Pronto, el grupo de Ike Turner perdió a su vocalista, por lo que Tina tuvo su oportunidad. Y al poco tiempo el grupo de Ike Turner pasaba a incluir el nombre de Tina (Ike & Tina Turner Revue).

Su aventura profesional duró lo que duró su relación. Fueron años de giras por Europa e incluso África, éxitos como «A fool in love», discos como «River Deep, Mountain high» (1966), «Proud Mary»(1970), «Blues Roots»(1972), «Nutbush City Limits»(1973) o «The Gospel According to Ike and Tina»(1974).

Asimismo, estrellas como David Bowie, Sly Stone, Cher, Elvis Presley y Elton John acudieron al espectáculo permanente que el grupo tenía en Las Vegas y compartieron escenario con ellos.

El matrimonio se prolongó hasta 1976. Años más tarde la cantante acusaría de abusos y maltrato a Ike Turner en su autobiografía «I, Tina: My Life Story» (1986).

Contó que durante dieciséis años junto a él sufrió continuos abusos y agresiones. Una relación tormentosa que se tornaba más violenta aún cuando el cantante se encontraba bajo los efectos de la cocaína, a la que era adicto.

Incluso, llegó a contemplar la idea del suicidio pero encontró la paz interior en el budismo y se decidió a divorciarse.

Tras el divorcio, la artista se encerró en su estudio y dos años después sacaba su disco «Rough» (1978).

Durante algunos años la cantante optó por adoptar un bajo perfil y actuar en pequeños locales para grupos reducidos de público.

Hasta que en 1983 se prodigó con una canción grabada en Gran Bretaña titulada «Let´s Stay Together», todo un ‘boom’ musical que cautivó a británicos y estadounidenses y que espoleó su carrera para convertirla en una estrella internacional.

Con su voz enérgica, sus piernas de baile y su presencia arrolladora en el escenario, Tina fue enlazando discos, empezando el exitoso «Private Dance» (1984), al que siguió «Break Every Rule» (1986) y «Foreign Affair» (1989).

La década de los noventa sería la de su consagración absoluta, con giras por todo el mundo y duetos sorprendentes junto a referentes de otros géneros como Eros Ramazzotti o componiendo la canción principal de películas como «Goldeneye» (1995), de la saga James Bond.

De hecho, otra de sus grandes pasiones fue estar delante de cámaras en la gran pantalla, demostrando sus aptitudes cinematográficas en filmes repartidos por diferentes décadas, como «Gimme Shelter» (1970), «Mad Max III» (1985) o «Last Action Hero» (1993).

El inicio del siglo XXI fue para ella una etapa más espiritual y contemplativa en la que incluso amagó por retirarse, pero finalmente se decantó por mantener un relativo silencio. Hasta 2008, cuando reapareció ante el foco mediático durante la ceremonia de los Grammy con un enérgico dueto en directo con Beyoncé.

Un año después, cuando cumplió los 70 años, se retiraba oficialmente.

Desde entonces, Tina Turner se centró en su vida personal, casándose en Suiza -donde se acabó nacionalizando- en 2013, a los 73 años, con el productor musical alemán Erwin Bach, de 57, tras veintisiete años de relación.

Sufrió problemas de salud en la última década, como un cáncer de colon en 2016 y fue sometida a un trasplante de riñón tan solo un año después.

Las adversidades se agolpaban para la reina del rock, que el año pasado perdió víctima del cáncer al menor de sus cuatro hijos, Ronnie, de 62 años. Antes, en 2018, perdió a su primogénito, Craig Turner -que tuvo con el saxofonista Raymond Hill-, quien se suicidó a los 59 años.

La de Tina Turner fue una vida intensa, de una mujer incombustible pero también vulnerable que fue foco de atención toda su carrera como lo demuestran «What’s love got to do with it», la película biográfica sobre ella estrenada en 1993, el documental «Tina» de 2021 o el musical que sigue abierto en los escenarios de Broadway. 

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