Redacción. ― El republicano Donald Trump y la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, tienen en común la promesa de eliminar el impuesto a las propinas para atraer el voto de trabajadores como los del estado clave de Nevada, cosa difícil de cumplir, pero que se ha convertido en una de las iniciativas más atractivas de su programa económico en la región.
En junio, el expresidente republicano (2017-2021) propuso tal iniciativa en Nevada, un estado muy disputado para las presidenciales estadounidenses y en el que alrededor del 17 % de sus trabajadores se ganan la vida con propinas, según el Centro de Investigación Empresarial y Económica de la Universidad de Nevada, Las Vegas.
Dos meses más tarde la vicepresidenta y candidata demócrata se sumó a dicha promesa en ese estado donde ambos tienen una apretada batalla para conseguir el apoyo de los seis representantes del Colegio Electoral que le corresponden a Nevada.
El reto, según expertos, es escribir una ley que equilibre la oferta de máximo beneficio para los trabajadores y al mismo tiempo garantice que no se convertirá en una herramienta para los evasores fiscales.
Además, el beneficio de una propuesta así sería muy limitado. Un estudio reciente del Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale arrojó que sólo el 2,5 % de los trabajadores de todo EE.UU. se beneficiarían de una política de cero impuestos sobre las propinas.