Redacción Internacional.- Los terremotos que asolaron el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria han causado más de 24.500 muertos y 82.000 heridos hasta el momento, mientras se agotan las esperanza de encontrar a supervivientes entre los escombros.
De su lado Ankara ya ha dado por terminados los trabajos de rescate en las provincias de Sanliurfa y Kilis. El secretario general adjunto para la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, Martin Griffiths, ha calificado el desastre causado por los terremotos como “el peor acontecimiento ocurrido en la región en el último siglo”.
Griffiths se ha desplazado este fin de semana a Kahramanmaras, en Turquía, y después a Alepo, en Siria, para reunirse con las autoridades del Gobierno de Damasco. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reconoció el viernes que la respuesta a los temblores “no fue todo lo rápida” que hubiera deseado, debido a los daños sufridos en las carreteras, a las inclemencias del tiempo y al hecho de que mucha gente trataba de huir de las zonas afectadas en vehículos particulares. El mandatario turco, sin embargo, respondió a las críticas diciendo que “nadie puede cuestionar el compromiso” del Gobierno.