REDACCIÓN.- Los 24 polluelos de loro de color verde lima piaban y giraban la cabeza cada vez que alguien se acercaba a las grandes jaulas donde vivían desde que salieron de los huevos en marzo.
Las aves, nativas de Centroamérica, fueron confiscadas a un contrabandista en el Aeropuerto Internacional de Miami y crecen en la Fundación de Conservación de Especies Raras, una labor constante que incluye alimentarlas a mano cinco veces al día en una sala llena de grandes jaulas.
Tienen apenas 9 semanas, pero estos loros ya han sobrevivido a un duro viaje tras ser arrebatados de sus nidos en un bosque.
Ya tienen casi todo el plumaje y el personal ha empezado a cambiar su alimentación de una fórmula especial a una dieta de bolas de comida y fruta.