Perú.- Por segunda vez desde el inicio de su legislatura el 28 de julio de 2021, el presidente peruano Pedro Castillo se enfrenta al debate en el Congreso que decidió continuar con el proceso de la destitución del mandatario bajo la fórmula de la incapacidad moral permanente, recurrente en el país andino y que ya sirvió para expulsar a otros dos líderes del Ejecutivo en los últimos cuatro años.
El futuro de la legislatura de Pedro Castillo vuelve a estar en entredicho. Desde su llegada a la Casa de Pizarro, la sede presidencial, a finales de julio del pasado año, el líder izquierdista de Perú Libre vuelve a enfrentar un proceso de moción de censura tras el intento fallido de destitución de diciembre liderado por la oposición.
El diputado Jorge Montoya, de la bancada opositora Renovación Popular, anunció el pasado 8 de marzo la tramitación de un nuevo procedimiento de vacancia por incapacidad moral permanente para expulsar a Castillo, cuya admisión se aprobó hoy en la Cámara por 76 votos a favor, 41 en contra y una abstención.
La petición inicial contó con 49 firmas favorables, lo que permitió pasar al siguiente estadio: el debate sobre la argumentación de fondo, que concluyó hoy, 14 de marzo, en sesión plenaria que el procedimiento siga adelante el próximo lunes, 28 de marzo a las 3hr de la tarde.
Castillo o su abogado tendrán que presentarse en la sede del legislativo para dar explicaciones sobre las 20 razones que la oposición esgrime son suficientes para destituirlo.
Entre las mismas, están las declaraciones de Karelim López, la lobista que aspira a ser colaboradora eficaz ante la Fiscalía por un posible escándalo de lavado de activos. Su testimonio involucraría al jefe de Estado en una presunta trama corrupta en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
La oposición sostuvo que el mandatario habría incurrido en presuntos delitos de fraude procesal y falsedad y apuntó a las contradicciones del mandatario durante la investigación.
Asimismo, las denuncias de exmiembros de su Ejecutivo sobre la existencia de un “gabinete en la sombra” o los presuntos delitos de colusión y tráfico de influencias agravado por la licitación de obras públicas son también otras de las razones que motivaron el inicio del proceso de vacancia.
El presidente Castillo, en paralelo, decidió solicitar una comparecencia pública ante el Congreso con el fin de posponer el debate de la sesión del lunes, 14 de marzo, algo que fue aprobado por la Junta de Portavoces con el apoyo de varios grupos parlamentarios pero que, sin embargo, no dilató los tiempos sobre la cuestión que podría comprometer su futuro político en las próximas semanas.
La intervención de Castillo ante el Congreso está programada para las 5 de la tarde de mañana, donde el líder del Ejecutivo trasladará un mensaje al Legislativo.
Por su parte, el Congreso decidió que será el lunes, 28 de marzo, a las 3 de la tarde cuando o bien el Presidente o bien su abogado se presenten para contestar a las preguntas de los legisladores, en la sesión donde se debatirá y votará la posible destitución de Castillo.
La moción de vacancia es un proceso que ya sirvió para expulsar a otros mandatarios en los últimos años.
Vacancia por incapacidad moral, una fórmula conocida en Perú
Para que un mandatario sea relegado de sus funciones bajo la fórmula de la incapacidad moral permanente debe tener al menos 87 de los 130 votos del Congreso a favor de dicha propuesta legislativa.
Este recurso pasó a protagonizar parte de la política peruana en los últimos años, ya que el anterior presidente, Martín Vizcarra, fue destituido a través de esta moción el pasado 10 de noviembre de 2020 tras las acusaciones por presunta corrupción durante su etapa como gobernador de Moquegua (2011-2014), un departamento al sur del país.
En su caso, cosechó 105 votos a favor de su destitución, 19 en contra y 4 abstenciones.
Después del fin del mandato de Vizcarra, el Perú se vio sumido en un proceso de profunda inestabilidad política que motivó protestas en las calles de las principales ciudades y que se saldó con tres presidentes en una semana.
Fue Francisco Sagasti, del Partido Morado, quien finalmente se asumió como dirigente transitorio hasta las elecciones de la pasada primavera que terminaron con la victoria de Pedro Castillo, cuyo Gobierno podría tener los días contados.
El fin del mandato del antecesor de Vizcarra, Pedro Pablo Kuczynski, conocido como PPK, también estuvo marcado por dos procesos de vacancia solicitados a partir de sus vinculaciones con la trama de corrupción Odebrecht y el indulto a Alberto Fujimori.
En el día antes de la votación del segundo proceso de destitución en su contra, PPK decidió renunciar a su cargo a través de un mensaje televisado para que “ni la patria ni su familia siga sufriendo con la incertidumbre de los últimos tiempos”, según recogió la CNN.
Castillo y una convulsa legislatura
Desde el inicio de su legislatura el 28 de julio de 2021, el líder del Ejecutivo se vio envuelto en sucesivas polémicas y crisis de gobierno que han mermado su popularidad.
De hecho, según una encuesta nacional gestionada por la encuestadora Ipsos, el 53% de la población peruana estaría de acuerdo con la renuncia de Castillo tras sus presuntas vinculaciones con escándalos de corrupción.
“Estoy aprendiendo cada día”, comentó el Presidente en distintas entrevistas durante los primeros meses al frente de Perú.
Esto no se habría visto con buenos ojos ni entre la oposición ni entre sus socios de coalición, pues denotaría una falta de experiencia en un momento crucial para el país, en medio de la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia y con un complejo panorama político, sumido en una inestabilidad endémica.
Su Gobierno ya arrancó de manera controvertida, pues Castillo ni siquiera pudo presentar un gabinete completo por la aparente renuncia de varios ministros que estaban previstos para el cargo.
La inestabilidad dentro de su Ejecutivo, así como las constantes polémicas que lo envolvieron tanto a él como a miembros de su gabinete, han marcado su agenda en estos primeros meses de legislatura.
Asimismo, la semana pasada presentó a su cuarto equipo de gobierno en siete meses, el cual fue aprobado ante el mismo Congreso que en las próximas fechas votará su posible destitución. Ese gabinete tenía prevista la semana que viene su voto de confianza ante el Legislativo, algo que en estos momentos está también en el aire.