ESPAÑA. El cantante Joaquín Sabina reapareció en la televisión española de buen ánimo, pero con el brazo
en cabestrillo, dos operaciones, un hematoma en la cabeza y un hombro con titanio.
Sabina, de 71 años, no se acuerda de lo que sucedió el 12 de febrero cuando se cayó de un escenario durante un concierto en Madrid junto a su compatriota Joan Manuel Serrat.
Sobre su salida al escenario en sillas de rueda recordó: «Eso fue mi primo, el catalán (Joan Manuel Serrat), que tiene un corazón de médico de primeros auxilios y me sacó en silla de ruedas.
Aunque Serrat lo cataloga de «una cosa muy rara», Sabina atribuye su caída a un error. «Llevo casi cuarenta años en esto y siempre antes de salir al escenario pienso que eso puede suceder, y siempre estoy atento».
Lo cierto es que aquel 12 de febrero «me enrrollé con un cable, y al siguiente paso me pegué el hostión».