REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Con la imposibilidad de juntarse, hacerse cargo del placer propio nunca había sido tan urgente ni necesario.
Y no ya tanto por el hecho en sí de dar rienda suelta al deseo, también a modo de ibuprofeno antipandemia.
Que masturbarse nos ayudó a combatir el estrés y a sobrellevar el confinamiento es algo que ha confirmado el Barómetro de Auto-placer de Tenga, compañía especializada en juguetes sexuales.
Según sus resultados, masturbarse con más frecuencia durante la cuarentena no solo sirvió a que experimentáramos a solas o nos escapáramos -aunque fuera mental y físicamente- de una situación que no sabíamos cómo gestionar.
Eso ha llevado a que, en varias ocasiones, la masturbación se haya convertido en protagonista gracias a las redes sociales. De la mano, por supuesto, con el uso de juguetes sexuales.
Se me ocurren pocas amigas que no tenían un succionador de clítoris que no se hayan hecho con él en 2020.
Volviendo al barómetro, este dato se confirma. Un 73% de los encuestados compraron juguetes nuevos y el 45% declaró que fue un autorregalo.
Hablar sobre lo que guardamos en la mesilla de noche ha dejado de ser un tabú después de un año en el varios meses de nuestra vida social transcurrían sin salir de casa.
Nuestra vida sexual pospandemia no solo incluye juguetes, este cambio de que se abriera la conversación sobre la masturbación y convirtiéndola en un tema tan normal como cualquier otro ha animado a que reivindicar el placer personal y practicarlo nunca estuviera mejor visto.
“Muchas personas ni siquiera habían probado a masturbarse por mala educación sexual o desinformación”, comenta Nayara Malnero, sexóloga y embajadora de Tenga. Lo que nos ayuda a hacernos una idea
Pero, ¿significa eso que nos hemos vuelto más egoístas en la pandemia y nos espera una vida sexual en la que cada uno se masturbaría en un extremo de la habitación? Para nada.
El estudio revela que 5 de cada 10 personas usan los juguetes con su pareja sexual. Experimentando nuevas formas de placer es donde entran todos los juegos.
El momento de alejarse de lo rutinario y apostar por la variedad.
Aprender a masturbarnos, hacerlo de manera más frecuente o buscar formas alternativas de disfrutar se extiende a cuando estamos en compañía.
Mejora el entendimiento con la pareja sexual, fluye la conversación y se multiplica el placer en ambos sentidos. En definitiva, podemos disfrutar de una vida íntima de mayor calidad.