Moscú.- La Cancillería rusa denunció hoy la detención por las fuerzas de seguridad kosovares de un ciudadano ruso que trabaja en la misión de la ONU en Kosovo.
“La detención se llevó a cabo pese a que el ciudadano ruso posee inmunidad diplomática como empleado de la ONU. Vemos este lamentable acto como un ejemplo más de la senda provocadora tomada por los dirigentes albanokosovares”, declaró María Zajárova, la portavoz de Exteriores, en un comunicado.
Según la nota, el ruso Mijaíl Krasnoschókov fue detenido por las fuerzas de seguridad kosovares esta mañana en la ciudad de Zubin Potok.
Zajárova agregó que la Cancillería rusa ha exigido a la misión de Naciones Unidas que le informe sobre “la detención ilegal” de Krasnoschókov y “ejerza los mayores esfuerzos para lograr su inmediata liberación”.
Además del empleado ruso de la ONU, durante la operación especial contra el crimen organizado en el norte de Kosovo, zona habitada mayoritariamente por serbios, fueron apresadas una veintena de personas.
La portavoz de la diplomacia rusa tachó dicha operación como una “provocación” de las autoridades de Pristina, cuyo objetivo es la “intimidación” de la población no albana y “el control sobre dichos territorios por medio del uso de la fuerza”.
Y consideró dichas acciones una consecuencia directa de la “connivencia” del Gobierno de Pristina con la Unión Europea y Estados Unidos, a los que llamó a conminar a las autoridades albanokosovares a cesar la escalada del conflicto, que tendría “consecuencias impredecibles”.
A principios de año, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, denunció durante una visita a Belgrado que la creación de un Ejército por parte de las autoridades de Kosovo era una violación de la resolución 1244 de la ONU y provocará la desestabilización de la región de los Balcanes.
También lamentó que las labores de mediación de la UE apenas hayan dado frutos, ya que se acordó crear municipios serbios en Kosovo, pero “no se ha creado nada”.
En su momento, Putin advirtió de que el reconocimiento de Kosovo abriría “la caja de Pandora” de los separatismos, tras lo que Moscú reconoció ese mismo año (2008) la independencia de las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur.
El Kremlin mantiene que, a diferencia de lo ocurrido en Kosovo, en la península ucraniana de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014, sí tuvo lugar un referéndum en el que la gran mayoría de los votantes apoyó la “reunificación” con Rusia.
