ESTADOS UNIDOS- El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump acusado junto con sus dos hijos de haber inflado el valor de sus activos inmobiliarios en la década de 2010, arremetió contra el «simulacro» de juicio que se inició este lunes en Nueva York en su presencia.
«Es una farsa» y una «caza de brujas», deploró Trump ante la prensa. «Lo que está ocurriendo aquí es una tentativa de perjudicarme en la elección», agregó el expresidente de Estados Unidos, favorito en las primarias republicanas para volver a la Casa Blanca en las elecciones del próximo año.
El magnate de 77 años pasó parte de la audiencia hablando con los abogados, Chris Kise y Alina Habba, que le flanquearon en el banquillo de los acusados en la vetusta sala del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York, frente a Arthur Engoron, el mordaz juez instructor del caso, que podría prolongarse tres meses.
En la segunda fila, a su derecha, estaba sentada la fiscal de Nueva York, Letitia James, que inició la investigación contra la empresa familiar del magnate y dos de sus hijos, Donald Jr y Eric, la Trump Organization.
James reclama a los acusados 250 millones de dólares por daños y perjuicios y la prohibición para el padre y los dos hijos volver a dirigir una empresa en el estado de Nueva York.
Aunque no puede ser condenado a prisión por esta acusación, el juicio civil contra Trump es apenas un anticipo de la larga serie de casos que le esperan en las cortes y que amenazan con perturbar su campaña electoral, aunque no su popularidad.
El candidato está inculpado en lo penal en otros cuatro casos diferentes, que por el momento no han hecho mella en su popularidad ante la base republicana.
El abogado de la fiscalía, Kevin Wallace, recordó que el fraude ha quedado establecido jurídicamente y que las personas sentadas en el banquillo «habían inflado sus activos entre 812 y 2.200 millones de dólares por año» entre 2014 y 2021, como dictaminó la semana pasada el juez Engoron quien dio por válida la investigación de la fiscalía que había demostrado la existencia de «fraude continuado».
En consecuencia, el juez ordenó la revocación de los permisos comerciales en el estado de Nueva York tanto para Donald Trump como para sus dos hijos, vicepresidentes ejecutivos de la Organización Trump, así como la confiscación de las empresas objeto de la demanda, que se confiarán a liquidadores.
Además de corroborar el fallo y establecer los daños y perjuicios, en el juicio -sin jurado- se podrá determinar el valor real de la fortuna del magnate.
Estas sanciones supondrían «un duro golpe para la capacidad de Donald Trump de hacer negocios en el estado de Nueva York», según Will Thomas, profesor de derecho mercantil en la Universidad de Michigan.
Donald Trump, que amasó su fortuna en el sector inmobiliario y los casinos en los años 80, perdería entonces el control de varios de los edificios emblemáticos de su grupo, como la Trump Tower, en la 5ª Avenida de Manhattan.
Según la fiscalía, la superficie del apartamento del empresario en la Torre Trump se triplicó y el edificio del número 40 de Wall Street se sobrevaloró entre 200 y 300 millones de dólares en los estados financieros.
La lujosa residencia Mar-a-Lago de la Organización Trump en Florida y varios campos de golf también aparecen en el dosier.
En su plataforma Truth Social, Trump ha defendido que los bancos prestamistas han sido reembolsados «en su totalidad, con intereses, sin impagos y sin víctimas». La defensa también pretende luchar con uñas y dientes sobre la valoración de los activos.
El juicio promete ser bastante técnico, y se espera que declaren decenas de testigos, entre ellos tres de los hijos de Trump, Eric, Donald Jr e Ivanka –que inicialmente también estaba en la mira de la denuncia pero que finalmente no fue inculpada– y el exdirector financiero de la Organización Trump, Allen Weisselberg, que cumplió condena en prisión tras declararse culpable de fraude fiscal en otro caso contra el grupo.